Una contribución de

Tan vergonzoso – tan increíblemente vergonzoso. Con la entrega de un premio de paz completamente inventado a un expresidente de los Estados Unidos altamente controvertido, la FIFA demuestra una vez más su total falta de integridad moral y un grado sorprendente de servilismo táctico. ¿PARA QUÉ recibe este hombre este premio? ¿Con qué mérito?
Un premio sin criterios transparentes, sin un jurado independiente, sin ningún proceso legítimo – pero con una puesta en escena maximalista, casi grotesca. El galardonado incluso se cuelga la medalla él mismo, sonriendo. Difícil encontrar una metáfora más clara del estado actual de la organización.

Lo que queda es la imagen de una institución que, desde hace años, prefiere venderse al poder político antes que asumir una responsabilidad real. Catar, Putin – la lista de fracasos morales es larga. Y el presidente de la FIFA sigue acumulando nuevos mínimos: un constante cortejo a autoridades políticas que destruye cualquier orientación basada en valores.
El fútbol tiene sin duda la capacidad de unir y conectar a las personas. Pero para ello necesita integridad – no premios decorativos que actúan como meras apariencias retóricas. Este comportamiento es una traición a todos los que aman este deporte.
Una vez más, la FIFA intenta simular profundidad moral mediante gestos simbólicos. Pero la credibilidad perdida no se recupera con espectáculos brillantes; requiere auténticos valores y coherencia.
La realidad muestra una institución convertida en un montón de arrogancia y autosuficiencia, destruyendo lentamente el deporte que generaciones enteras han amado.
Una pena para todos los que aman el juego. Una pena para todos los niños que lo practican con pasión y esperanza. Esta FIFA no es un modelo a seguir – es una sumisión vergonzosa.
(Foto: Spiegel-Online)
Comentario de

Werner Hoffmann.
Lo que está haciendo la FIFA ahora supera cualquier límite imaginable en términos de absurdo.
Hago un llamamiento a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para que adopte una postura clara.
Sin una posición firme por parte de la RFEF, el fútbol deja de ser aceptable para mí.

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